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25/08/2025 / Redacción / / 267 visitas

CSIC y BSC desarrollan una técnica para reprogramar bacterias sin introducir genes externos

Escherichia coli logra degradar nanoplásticos gracias a una técnica española de reprogramación genética.

Equipos liderados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) han desarrollado GenRewire, una innovadora estrategia que permite reprogramar genéticamente bacterias sin necesidad de insertar genes externos.

El avance, publicado en la revista Trends in Biotechnology, supone un cambio de paradigma en biotecnología, ya que las proteínas presentes en el genoma pueden rediseñarse computacionalmente para adquirir nuevas funciones sin comprometer el equilibrio natural de la célula.

Para validar la técnica, los investigadores aplicaron GenRewire a la bacteria Escherichia coli, logrando que degradara partículas de plástico PET de tamaño nanométrico, un contaminante ambiental con gran impacto en la salud y en los ecosistemas. Este resultado se alcanzó mediante la reprogramación de dos proteínas nativas, sin recurrir a plásmidos ni a la introducción de ADN foráneo.

La tecnología combina inteligencia artificial, simulación por supercomputación y edición genética precisa, utilizando el superordenador MareNostrum 5 del BSC. “Reprogramamos la bacteria virtual en tan solo tres o cuatro semanas gracias a los avances en IA y a la potencia de cálculo del supercomputador”, señaló Joan Giménez, investigador del BSC y primer autor del estudio.

Frente a la ingeniería genética clásica, que depende de genes exógenos, GenRewire evita problemas de estabilidad y crecimiento celular, manteniendo el equilibrio biológico de las bacterias. Además, sus aplicaciones podrían extenderse a otros organismos, incluyendo el genoma humano y cultivos agrícolas, con la ventaja de reducir el riesgo de rechazo y superar barreras legales y éticas asociadas al uso de ADN ajeno.

Según los investigadores, esta tecnología se perfila como una herramienta clave para rediseñar bacterias y transformar residuos en productos de valor, ofreciendo nuevas oportunidades en salud, medioambiente e industria.

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