Esta técnica es una herramienta eficaz para la detección de alteraciones cromosómicas y genéticas.
Las técnicas de hibridación in situ (ISH) permiten detectar secuencias específicas de ácidos nucleicos (ADN o ARN) sobre preparaciones celulares y cortes de tejido. Estas técnicas han ido en incremento en los últimos años complementando a las técnicas de citogenética convencional. Se basan en la utilización de una sonda, un pequeño fragmento de ADN complementario a la región del genoma que se desea estudiar, que ha de ser detectable de manera visual mediante el marcaje de ésta. Existen diferentes tipos de técnicas ISH en función del tipo de molécula empleada para el marcaje de la sonda.
La presidenta del Grupo Cooperativo Español de Citogenética Hematológica (GCECGH), Ana Batlle, quien pertenece a la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, ha destacado recientemente que “las técnicas citogenéticas y moleculares para el cáncer de sangre son cada vez más económicas y accesibles". En este sentido, las principales y que más se utilizan a día de hoy son la citogenética con bandas G, la hibridación fluorescente ‘in situ’ (FISH, por sus siglas en inglés) y los ‘microarrays’ genómicos.
En este contexto, Sysmex España, comparte más detalles sobre algunas de estas técnicas, cada vez más presentes en la práctica médica.
Técnicas ISH: marcaje indirecto y marcaje directo
Según el tipo de sondas, las técnicas ISH se pueden clasificar entre técnicas con marcaje indirecto y técnicas con marcaje directo. En las de marcaje indirecto, las sondas empleadas están marcadas con una molécula que por sí sola no puede detectarse de manera visual, requiriéndose de una reacción secundaria para la detección de ésta. Existen dos tipos de técnicas con estas características: la hibridación in situ cromogénica (CISH) y la hibridación in situ con plata (SISH).
En cuanto al marcaje directo, las sondas empleadas están directamente marcadas con un fluorocromo. Tras la excitación del fluorocromo a la longitud de onda adecuada, se emite una señal de fluorescencia permitiendo la detección directa de ésta mediante la utilización de un microscopio de fluorescencia. La técnica que emplea este tipo de marcaje es la hibridación in situ fluorescente (FISH).
A través de la capacidad que tienen los ácidos nucleicos para unirse entre sí, esta técnica se convierte en una herramienta eficaz para la detección de alteraciones cromosómicas y genéticas.
¿Cómo funciona la técnica FISH?
Para llevar a cabo la técnica FISH, se ha de realizar, en primer lugar, la desnaturalización del ADN y la sonda empleada a temperaturas elevadas de manera que se produzca la separación de las dos cadenas de nucleótidos. A continuación, se hibrida el ADN de la muestra objeto de estudio y la sonda mediante incubación a una temperatura determinada, y, finalmente, se visualiza la preparación obtenida en campo oscuro con microscopio de fluorescencia
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