El Instituto de Neurociencias identifica un circuito neuronal clave en la ansiedad y los trastornos afectivos.
Un estudio del Instituto de Neurociencias (CSIC–UMH), publicado en iScience, revela que un grupo específico de neuronas en la amígdala cerebral juega un papel determinante en la aparición de alteraciones como la ansiedad, la depresión y los cambios en la conducta social.
El equipo liderado por Juan Lerma, del CSIC, demostró en ratones que restaurar el equilibrio de excitabilidad en estas neuronas es suficiente para revertir estos comportamientos, mediante una intervención genética localizada.
Los investigadores utilizaron ratones modificados con sobreexpresión del receptor GluK4, relacionado con el glutamato, para imitar comportamientos similares a los observados en autismo y esquizofrenia. Al corregir la expresión génica únicamente en la amígdala basolateral, se restauró la comunicación con neuronas inhibidoras que actúan como “freno” natural frente a la ansiedad.
“Ese simple ajuste fue suficiente para revertir comportamientos relacionados con la ansiedad y los déficits sociales, lo cual es asombroso”, destaca Álvaro García, primer autor del estudio.
Además, la misma intervención resultó efectiva en ratones no modificados con ansiedad intrínseca, lo que sugiere que el mecanismo podría representar un principio general de regulación emocional en el cerebro.
No obstante, algunos déficits, como la memoria de reconocimiento, no se corrigieron, indicando la posible implicación de otras regiones cerebrales como el hipocampo.
El estudio sienta las bases para estrategias terapéuticas más específicas y localizadas en el tratamiento de trastornos afectivos.
Fue financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI), el programa Severo Ochoa, el FEDER y la Generalitat Valenciana a través de los programas PROMETEO y CIPROM.
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